No me gustan los rígidos de ideas, los que nunca dudan, los que no tienen curiosidad y los que piensan que preguntar es una señal de debilidad.
No me gustan aquellos que atacan y ofenden de palabra y obra a las personas por su religión, ideas políticas u opción sexual. Los que desprecian y humillan a las personas, si se equivocan, si se muestran inseguras o si las ven llorar. Aquellos que están convencidos que lo que viene de fuera es oscuro, ilegal o inferior.
No me gusta que traten a las personas sólo por su apariencia o su aspecto, usando la burla cruel si no cumplen con sus cánones de belleza.
Esos que piensan que no necesitan usar la cortesía o la amabilidad para abrir puertas teniendo dinero. Los esclavos inflexibles del reloj, los horarios y los plazos.